
En enero me pongo a dieta ¡lo juro!
Ya quedamos que no soy bruja ni astróloga, soy nutrióloga pero, si me preguntaran mi predicción para el 2009 sería que en enero, pasando reyes, voy a escuchar más de una vez: Sol ayúdame, necesito ponerme a dieta... ¡me urge una cita esta misma semana!
Yo encantada de la vida les abro las puertas del consultorio lo antes posible y diseñamos un plan que les sirva, se acomode a su estilo de vida y lo puedan dirigir a objetivos específicos. La cuestión es ¿cuánto durará esta motivación, esas ganas?
Lo he visto muchas veces, pacientes que llegan decididos a cambiar, a sanarse, a estar mejor y de pronto no vuelven más. Pacientes que llaman pidiendo urgentemente ser atendidos y no llegan a consulta. Algunos tienen una razón (o pretexto) y otros, ni eso, simplemente no llegan, no vuelven, no llaman y listo, se acabó la motivación.
¿Cuál es la razón? Creo que sembramos nuestra motivación en razones equivocadas. Y después, ya se nos olvidó, ya no nos interesa o simplemente, la euforia bajó.
Con esto no quiero decir que lo que a cada uno mueve sea erróneo, todo es válido pero lo que veo es que la razón que nos mueve a cambiar es temporal, es ajena y la mayoría de las veces externa. Es decir: ya es enero, hoy es lunes, tengo una boda en tres semanas, estos pantalones me aprietan, voy a la playa, ese galán no me hace caso, todas mis amigas están haciendo dieta, tengo una enfermedad recién diagnosticada o que esta vez sí me dio un susto...
Si pudiéramos simplemente decir: quiero bajar de peso porque se que con eso me voy a sentir mejor (física y psicológicamente) en lugar de buscar justificaciones, sería más sencillo. Sería mejor poder sembrar nuestra motivación en un deseo personal, en una lucha individual y contra nosotros mismos, no con los demás.
No importa, o al menos no debería, si tal o cual amigo, vecino, novio piensa que debemos hacer dieta, estar más flacos o más fuertes, sacarnos más partido, maquillarnos más o menos. Finalmente, siempre se puede estar más delgado, pero también menos; siempre se puede ser más fuerte, pero también menos. Siempre podremos vernos mejor o peor porque, si no me equivoco, es cuestión de gustos.
Alguna vez llegó al consultorio una paciente, estuvo echándole muchas ganas por meses. Perdió más de 25 kilos y ya luchaba con los últimos 10. Se sentía guapa y feliz. Conoció a un chavo y se hicieron novios. Algún día este acertó a decirle: no se, no entiendo por que si eres tan guapa no te pones a dieta y enflacas un poquito... ¿un poco? ¡llevaba más de 25 kilos!
De la misma manera tuve otro paciente que después de haber pasado meses cuidando su alimentación al fin se veía en el espejo y se apreciaba delgado. Después se enteró que en la oficina rumoraban que estaba enfermo y que por eso había bajado tanto de peso, que seguro era algo grave y contagioso y que, de todas maneras, ni siquiera se veía bien.
Hagamos lo que hagamos, los demás van a opinar. Si es por envidia, dirán que nos vemos peor; si es por calumnia dirán que es por enfermedad; si es por posesión dirán que podríamos vernos mejor. Es poco probable que de buenas a primeras nos feliciten. Y es todavía menos probable que uno conteste simplemente gracias. La respuesta más frecuente, mientras señalamos nuestras caderas o el vientre abultado, será: ¿cuál flaca? todavía me falta mucho.
Con todo esto lo que quiero decirles es que muchas veces los que nos ven caminando por la calle no saben los esfuerzos que hacemos, hicimos o dejamos de hacer, lo que nos motiva o nos desmotiva. De hecho, muchas veces son ellos mismos los que tratan de sabotear nuestro esfuerzo. Por eso, no deberíamos permitir que sus opiniones, juicios y presiones sean lo que nos haga decidir.
Al consultorio-laboratorio llegan a contarme que en casa los fastidian cuando tratan de cuidar lo que comen, que sus amigos insisten en que tomen alcohol, que el novio les regaló chocolates con todo y que sabe que está a dieta y que, claro, después son ellos mismos (los papás, los amigos o el novio) los que les aconsejan que baje de peso.
¡Esta es tu oportunidad! Estos días suelen ser de introspección, de planes y proyectos. Piensa, analiza, entiende qué te da y qué te quita ser como eres, hacer lo que haces, comer lo que comes. Entiende cuál es tu situación real y si de algún modo crees que debes y puedes hacer ajustes, es tu momento. Inicia este año con el pie derecho. Gánale la batalla a tu yo-saboteador y al de los demás y encuentra, dentro de ti y solo ahí, la razón para ser mejor y llegar a donde quieres estar.
Busca ser flaco o no, fuerte o no pero decide ser feliz, sano y pleno. Logra ser como TU quieres ser. Decide, dentro de ti y solo para ti. Feliz 2009.
Participa con tu comentario en:
http://blogs.eluniversal.com.mx/weblogs_detalle6531.html