Diferencias... sucedió en Tapachula


En Redondo
Mario Ruiz Redondo Cuarto Poder


La diferencia entre Carlos Slim y Bill Gates


Hace cuatro meses, en horas de la madrugada, los radares del aeropuerto internacional de Tapachula, que funcionan las 24 horas por disposición de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, detectaron la presencia de una aeronave que se acercaba a territorio mexicano.Se establecieron los primeros contactos y el personal de la Torre de Control dio la orden al capitán del moderno avión, que aterrizara en la terminal aeroportuaria de la ciudad más importante de la Frontera Sur, para su correspondiente inspección.El controlador aéreo le recordó al capitán de la transportación, que en ese momento surcaba el espacio aéreo de Guatemala, que de acuerdo con las nuevas disposiciones normativas del gobierno de México, todo avión proveniente de Centro y Sudamérica, está obligado a descender en Tapachula, para su revisión, tanto del personal del Instituto Nacional de Migración, como de los expertos antidrogas de la Procuraduría General de la República y del Ejército Mexicano, así como de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.Para entonces, el piloto y su copiloto se habían identificado plenamente, incluida la matrícula del gigantesco aparato, excluyendo el nombre de su pasajero principal y acompañantes, precisando que provenían de Buenos Aires, Argentina, con destino final en el aeropuerto de Toluca, en el estado de México.Los operadores locales reiteraron la orden a la tripulación del avión ejecutivo, de que tendría que acatar las leyes aeronáuticas e iniciar de inmediato el procedimiento de descenso en la terminal de la Perla del Soconusco.Para sorpresa de los controladores de la Dirección de Aeronáutica de la SCT, los responsables del gigantesco jet ejecutivo, respondieron que de ninguna manera acatarían el ordenamiento.Respuesta enérgica desde tierra, ratificando la exigencia legal y advirtiendo que de no hacerlo se daría aviso a la Fuerza Aérea Mexicana, para que la nave fuese interceptada y obligada a aterrizar.Fue hasta entonces, que con un tono por demás prepotente, el responsable de la nave, contestó que eso le tenía sin cuidado, ya que llevaba a bordo al ingeniero Carlos Slim helú, el hombre más rico del mundo y amigo personal del Presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien le autorizo para hacer ordenó hacer caso omiso de cualquier mandato de aterrizaje en Tapachula, cuando retornase de sus viajes de negocios por Centro y Sudamérica.Todavía el controlador aéreo de Tapachula, replicó y le hizo saber que él no tenía conocimiento, porque nadie se lo había indicado desde la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y menos aún de la Presidencia de la República, de que el avión de Carlos Slim Helu, iba a ser la excepción en el obligado control en el inicio del espacio aéreo de México.Pues hágale como quiera, fue tajante la advertencia del comandante de la aeronave, pues no vamos a descender en Tapachula y únicamente lo haremos en Toluca. Entienda que es por la seguridad de Carlos Slim Helú. No podemos arriesgarlo a bajar en horas de la madrugada en un aeropuerto que no brinda las medidas de seguridad que el ingeniero requiere.Y se cortó la comunicación. Los operadores de la Torre de Control, no tuvieron más que reportar la presencia e incursión arbitraria del moderno y caro aeroplano en territorio nacional. El silencio fue la respuesta a su denuncia.Un día después del incidente, los mismos radares del aeropuerto de Tapachula, reportaron en sus pantallas el acercamiento a la geografía mexicana de otro gigante de los aires, esta vez de bandera estadounidense, a cuyo piloto en jefe se le ordenó descender en la pista de la terminal.Mismo procedimiento, pero esta vez de manera pronta se obedeció la instrucción y se inició el procedimiento de aterrizaje, no sin antes hacer del conocimiento de las autoridades federales, la atenta petición del señor Bill Gates -el hombre más rico del mundo antes de Slim-, de que por ser horas de la madrugada el personal de Migración de la Secretaría de Gobernación, subiera a bordo para mostrar la documentación requerida en un vuelo internacional procedente de Brasil.Una vez en tierra, el dispositivo de seguridad personal del hombre que revolucionó el mundo de la cibernética, se activó y una vez que todo estuvo listo para que abordaran los representantes del INM, de la PGR y de la SHCP, se abrieron los accesos del enorme avión, para que realizan sus tareas.Bill Gates agradeció a las autoridades el detalle de haber aceptado subir y en forma por demás respetuosa entregó la documentación solicitada.La revisión fue rápida y en media hora el transporte levantó de nueva cuenta su vuelo, ahora con destino a la Unión Americana.Los agentes de inspección federales, quedaron sorprendidos por sencillez del ahora segundo hombre más rico del mundo, que con su actitud, marcó la diferencia abismal con Carlos Slim Helú.La anécdota me permite ubicar mejor la situación de mi amigo de Tapachula, al que le fueron cancelados de manera unilateral y arbitraria sus dos líneas de teléfonos celulares -9626956464 y 9626956467-, por parte de la empresa Telcel, propiedad de Slim Helú, para comprender la forma de actuar del personal de este magnate todopoderoso, gracias a Carlos Salinas de Gortari, quien durante su sexenio le vendiera la paraestatal más valiosa y rentable del gobierno mexicano, Teléfonos de México, de la cual derivó Telcel.Cancelación de un contrato que se cumplía en diciembre -18 meses-, no obstante haber pagado el adeudo de las dos cuentas por un valor de tres mil 78 pesos, con la amenaza de que ahora debe erogar una penalización absurda de mil 836.06 pesos.Una historia de los abusos que Telcel comete con sus usuarios y que en este mismo espacio fue divulgada con detalles el pasado jueves 20 de noviembre, sin que hasta ayer lunes 24, le hayan reanudado el servicio o por lo menos comunicado para atender su inconformidad. No cabe duda que los malos ejemplos de abuso de poder se imitan y bien en Telcel.